Seguimos en la cuenta atrás de los Oscar. Nominada a mejor director, actor protagonista, actor de reparto (desterremos ya lo de secundario, por favor) y guión original. Es un drama bio… ¡Mierda! ¿En serio? ¡Venga ya!
Es una película lenta. Muy lenta. Increíblemente lenta para tener por transfondo la lucha libre olímpica. Los paisajes son muy bonitos. Es que a veces no hay otra cosa que mirar. Y Steve Carell no está gracioso, algo a lo que no me acostumbro. Ahora mismo me tragaría una temporada entera de The Office del tirón.
Todo el mundo lleva prótesis en la nariz y anda como si llevaran una sobrepiel de treinta kilos en los hombros. Bueno, Steve Carell lleva prótesis en la nariz, en la barbilla, en los pómulos y creo que unas veinte capas de maquillaje por toda la cara. Aún así sabes que es él por el brillo de los ojos.
Channing Tatum también me ha convencido, pero no es que tenga mucho guión.
¡Ah! Y sale un tanque armado con una ametralladora del calibre cincuenta. No esperéis mucho de eso.
También hay caballos, con las crines mejor cortadas y más lustrosas y brillantes que mi pelo. Sufrí un fulgor de envidia de la mala.
No vayáis a verla si estáis ya somnolientos.
Acabo de salir del cine 