Blade Runner – The final cut (1982/2007)

Con motivo de los 33 años que cumple esta obra de ciencia ficción, Warner ha decidido reestrenar en los cines españoles el montaje final del director. ¿Que por qué 33 años, y no 20, 25, 50 o cualquier otro número que no tenga nada que ver con la edad de Cristo? ¿A quién le ha parecido una buena idea? ¿Tan necesitados están de repatriar a los nostálgicos treintañeros o cuarentones? Ni repajolera idea. Aunque conmigo lo han conseguido: soy una nostálgica treintañera. ¡Corre a por las entradas! ¡Que se agotan! ¡Que se agotan!

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Blade Runner es la leche. Y lo es por una razón muy potente: te la crees desde el primer segundo. Te crees que la gente viva hacinada, arrastrándose por las calles, sumergida en una lluvia perpétua que tiene mucho de ácida; te crees que, a pesar de la sobrepoblación de las ciudades, todos parecen estar igual tan solos como si vivieran en una isla desierta; te crees que si alguien grita pidiendo auxilio los demás ni siquiera girarán la cabeza por curiosidad; te crees que el dinero compra la vida, aunque sea artificial. Es un futuro que aún no está, pero que no dudas que estará, así que te empapas de él durante casi dos horas con la esperanza de prepararte para lo que viene. Tal vez, como pasa en la mayoría de las películas de ciencia ficción, lo que falla es, curiosamente, la tecnología: televisiones cuadradas «de las de culo» y coches salidos de, ni más ni menos, los ochenta.

Harrison Ford no tiene el encanto de los actores clásicos, pero por poco: sonrisa de medio lado y cara de pillo. Un subidón que hayan optado por reestrenar la versión sin su voz en off comentando cada jugada, así parece más frío, distante y tiene más morbo. Y el espectador, que no es idiota –no me cansaré de decirlo – tiene la oportunidad de usar un poquito el cerebro y descifrar lo que sucede, que a fin de cuentas tampoco estamos hablando de física molecular.

La banda sonora de Vangelis, toda ruido y notas estridentes, es una joya. Tiene mucha historia detrás, pero como hay gente que la cuenta mejor que yo, os dejo el enlace y si os apetece la leeis.

No he conseguido despejar la gran duda que atenaza a todo fan de esta película: ¿Es Deckart un replicante? Ni leyendo el libro lo he descubierto, claro que tengo una edición patéticamente traducida que da un poco de penita. A saber lo que he leído.

Todas estas palabras se perderán… en el tiempo, como lágrimas… en la lluvia.

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