El otro guardaespaldas (2017)

No me entra del todo en la cabeza el cambio de los mecanismos publicitarios entre EE.UU. y España que es, con sus diferencias, otro país del primer mundo, consumista y con muchos aspectos en común. Quiero decir: si ponemos por ejemplo el trailer de la película de hoy, El otro guardaespaldas, doy por supuesto que la productora americana se ha gastado un pastizal al preparar el trailer —igual supongo mucho, pero lo normal es que el gasto en marketing sea casi tan grande como el propio de producción—. Entonces, si el trabajo ya está hecho, ¿por qué la distribuidora en España cambia el trailer por otro que es mucho peor? ¿Y por qué Mediaset, la cadena que más se salta la ley de protección del menor, decide poner pitidos en lugar de los insultos originales cuando lo emite antes de las diez y media de la noche? Como si alguna vez le hubiera preocupado el lenguaje correcto…

Misterios de la vida.

hitmans-bodyguard, el otro guardaespaldas, acabo de salir del cine, poster

El prestigioso guardaespaldas Michael Bryce (Ryan Reynolds) recibe un nuevo cliente: un asesino a sueldo, Darius Kincaid (Samuel L. Jackson), que debe testificar en un juicio en La Haya contra un cruel dictador (Gary Oldman).

No hay película donde suene una versión de Black Betty que sea mala del todo. Aunque sea por la presencia misma de la canción. Es una de mis leyes absurdas del cine.

El otro guardaespaldas es una de esas películas que se cuelan en la oferta veraniega y que llegan sin bombo ni platillo, pero tal vez por eso uno las disfruta más: porque generan menos expectativas y no te decepcionas.

Me he dado cuenta de que tengo problemas diferenciando a Ryan Reynolds y Ryan Gosling (no es la pareja que más me avergüenzo de no distinguir. Viene al caso de que el año pasado vi otra Buddy Movie que me sorprendió agradablemente, Dos buenos tipos. Y el protagonista de aquella era Gosling y no Reynolds, como sucede aquí. Gosling canta mejor, ya os lo digo.

La diferencia es que Dos buenos tipos era una película con un guión más aceptable, intrincado y divertido, mientras que en El otro guardaespaldas, todo se sostiene en el contraste entre sus dos protagonistas: un Ryan Reynolds que carece de expresión facial, y un Samuel L. Jackson de quien podríamos decir que tiene la cara de plastilina. Pero funciona bastante bien, tienen situaciones graciosas (que se basan, sobre todo en el lenguaje soez de Jackson) y cumplen con acierto para ofrecer dos horas de entretenimiento sin poso.

Es cierto que el ritmo empieza muy flojo y que va ganando puntos a medida que avanza el metraje; que me da muchísima pena el papel de Gary Oldman porque es un actor que me gusta mucho que aquí hace el ridículo como un dictador arquetípico y sin ningún tipo de doblez interpretativa interesante; que los problemas amorosos de Reynolds son un aburrimiento y se podrían haber omitido sin quitarle sentido a la película —no así los de Jackson: Salma Hayek está en estado de gracia con un papel que es evidente que le da lo mismo y que acepta porque le permite gritar como una gata en celo y disfrutar de los pocos minutos de metraje en los que aparece—.

La cuestión básica es esa: da la impresión de que todos se lo han pasado bien. Sin pretensiones. En una película modesta que consigue lo que promete, aunque sea a base de un humor con no demasiado ingenio pero efectivo. Dos actores, Hayek y Jackson que sostienen la falta de trama interesante a base de verborrea malcarada.

entretenimiento intenso y volátil. La definición no es mía, pero creo que le va muy bien. Disfruten un rato, ríanse de las predecibles gracias y pasen a otra cosa. A veces no se puede pedir más a la vida.

PD: un ford seguro que aguanta más que un jaguar, pero no vamos a comparar…

¿Has visto El otro guardaespaldas? ¿Te ha parecido suficiente para disfrutar un par de horas o no? Tienes los comentarios a tu disposición. 

 

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