Entre mi lista de películas por ver, además de una enorme pila de dramas que, dicha sea la verdad, casi nunca encuentro el momento anímico adecuado para ponerme a ello, también hay una colección de películas absurdas que no tienen más objetivo que saciar mi curiosidad y pasar el rato sin tener que pensar en nada.
Lo curioso es que, al final, sí que me dan qué pensar.
Durante la Regencia Británica de 1819, una plaga de zombies invade la apacible población inglesa de Meryton. Bennet y sus hermanas, que han sido entrenadas por su padre en las artes marciales, se disponen a combatir contra los ejércitos de los muertos-vivientes. Pero, al mismo tiempo, Bennet tendrá que evitar que la llegada del altivo y arrogante señor Darcy la distraiga de su misión.
Lo primero que uno se plantea al ver Orgullo + prejuicio + zombis (lo de los signos de suma es un problema a la hora de pronunciar, pero bueno, escrito no queda tan, tan mal), es a qué público va dirigido: ¿a un público femenino que apuesta por las películas románticas donde, tras salvar multitud de «enormes» problemas –los problemas se solucionarían en diez minutos de dos formas: o dices la verdad o sueltas un puñetazo y a otra cosa—, acaban juntos? Ya. Pero es que hay zombis. ¿A un público sediento de gore y vísceras que disfrute con litros y litros de sangre falsa y masa cerebral esparcida por doquier? Ya. Pero es que la trama es romántica.
En fin, que la única propuesta que se me ocurre es que se estrene el día de San Valentín para unir a parejas que difieran totalmente en sus gustos cinéfilos. Si no, no lo entiendo. Está claro que no han sabido orientarlo hacia uno u otro lado, mientras que, por lo que parece, la novela de Seth Grahame-smith sí daba más valor a los zombies como estamento social y al humor negro como toque predominante.
Curiosamente, sí que tiene la película cierta relación con la novela de Jane Austen, algo que puede sorprender a cualquiera: se trata, ni más ni menos, que de una historia romántica de una pareja que pertenece a distintos estamentos sociales y, por tanto, no están destinados a unirse. A partir de ahí, una trama más del montón a la que poco ayuda que los elementos más fantásticos se desdibujen progresivamente para dar un protagonismo a la pareja principal que, la verdad, no sostiene la película.
Los elementos interesantes estaban ahí: hay una fantástica introducción animada para explicar cómo se ha llegado a una situación en la que Londres se ha convertido en el centro de una nueva sociedad zombie que el reino de Inglaterra trata de contener y derrotar en una lucha perdida desde un principio. Hay un intento por crear un nuevo estamento social de no muertos que convivan, a base de alimentarse en exclusiva de cerebros y sangre de animales, con los vivos, algo que, al parecer, les ayuda a mantener la cordura y ciertas habilidades neuronales y motoras. Es cuando menos un planteamiento original. Pero, como comentaba, el inicio, que podría haber sido incluso entretenido, se desdibuja y se pierde en favor de un rollo de malentendidos chica – chico que llega a cobrar un protagonismo absurdo.
Absurdo, sí, como lo son la desaparición de una de las cinco hermanas a medio metraje —que tampoco es que nos interese lo más mínimo pero, si no sabes encajarla en la historia, pues di que hay solo dos o tres hermanas, y ya está— o, incluso, la desaparición de un caballo en la escena final. La del caballo me dio más pena.
Podría haber sido una película de serie B interesante, pero no lo consigue. Y no creo que con el proyecto inicial con Natalie Portman como protagonista hubiera mejorado mucho.
Pero para pasar el rato….
¿qué os parece? ¿os hubierais animado a verla? O, si ya lo habéis hecho, ¿qué os ha parecido?
Acabo de salir del cine 