Pieles (2017)

En ocasiones pienso en cambiarle el nombre al blog. Porque, vamos a ser realistas: ¿cuándo fue la última vez que pisé un cine? Ni idea. Triste, lo sé. Pero, a cambio, estoy viendo peliculones en casa. Y, además, el objetivo de esta página nunca fue estar a la última en novedades fílmicas. Eso sí, las visitas se resienten. Ay.

pieles, eduardo casanova, 2017, poster

Sigue la historia de personas físicamente diferentes que, por este motivo, se han visto obligadas a esconderse, recluirse o unirse entre ellas. Nadie elige cómo nace, pero la apariencia física nos condiciona para con la sociedad, aunque no la hayamos elegido nosotros.

Como curiosidad, el pasado fin de semana he visto tres películas españolas. Más, seguramente, de las que he visto en 2017. Tengo ciertos reparos, lo admito: la mayoría de las que he visto no me han gustado, así que no doy oportunidades a las que sí podrían gustarme y… ¿habéis oído eso del pez que se muerde la cola? Pues eso.

Pero Pieles ha sido una sorpresa. Un sopapo, más bien. La tenía por ahí en la lista de Netflix y, aprovechando que estoy de Rodríguez (más opciones para escoger películas bizarras), me he lanzado.

Sí, Pieles es una película bizarra. En muchos sentidos. Estéticamente es rompedora, con esos lilas y rosas que impregnan cada plano sin que el resultado sea risible o cursi. Mismos colores que impregnaron también las presentaciones de la película en cines. Aquí todavía no controlamos nada las técnicas de promoción, más allá de lo insufrible que resulta el bombardeo de ciertas cadenas privadas de televisión que logra que, en lugar de tener ganas de ver una película, la aborrezca ya antes de conocer el argumento. Así que cualquier esfuerzo como este se agradece. Funcionará o no, pero al menos no pasará indiferente.

Eso sí, la transgresión de la película de Casanova no es para cualquier público. Me da la impresión de que, o te apasiona, o bien te horroriza y la dejas de lado en diez minutos. Pero resulta horrible a la vez que hipnótico ver ese desfile de personajes aberrantes, monstruos de la naturaleza que tratan de integrarse de la mejor forma posible en una sociedad que no les acepta.

Tal vez lo que resulte demasiado tradicional, o no, es el mensaje final de la película: al final, la normalidad es relativa, y son los personajes más tradicionales en lo físico quienes resultan aberraciones morales. ¿Sabemos ver lo que se esconde detrás de la piel? ¿qué pesa más: el físico o el carácter? Eduardo Casanova incide, apuñala la mente del espectador y le obliga a hacer un ejercicio de autorrevisión.

Dudo que se trate de una comedia negra, eso sí: yo veo un drama claro, aunque parece que hay cierto esfuerzo por rehuir esa clasificación sin motivo, como si la razón de que el público no la vaya a ver fuera ese, y no su puesta en escena transgresora. Tal vez en el algún momento deberíamos dejar de de engañar al público y de darle falsas expectativas.

Un elenco actoral que en algunos casos está en estado de gracia para lo que es habitual, un tema interesante de tratar y una propuesta diferente, no siempre acertada pero al menos arriesgada: todo eso se encuentra en Pieles.

En resumen: después de Pieles vi dos pelis españolas más: una decente y una no. Pero al menos conservo la esperanza.

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