Your name (2016)

Entre mis firmes propósitos del año está ver todos los DVD que he comprado a lo largo de estos últimos –muchos— años. El objetivo es no comprar nada más, sobre todo porque estoy suscrito a tres plataformas online y eso ya es un gasto interesante de por sí. No enorme, pero grande. De momento he quitado tres películas en la última semana y no he comprado nada.

Punto positivo para mí.

your name, poster

Taki y Mitsuha descubren un día que durante el sueño sus cuerpos se intercambian, y comienzan a comunicarse por medio de notas. A medida que consiguen superar torpemente un reto tras otro, se va creando entre los dos un vínculo que poco a poco se convierte en algo más romántico.

No recuerdo bien quién me recomendó Your Name, pero le estoy muy agradecido. A pesar de que me ha costado entrar en materia. A pesar de ese aspecto de película romanticona para adolescente. Y sí, tiene algo —o mucho— de eso, pero un guión inteligente y una realización admirables echan por tierra cualquier prejuicio. Aunque hay que darle unos veinte minutos de margen.

Your name es un juego de equilibrios que  Makoto Shinkai —director del que ya estoy deseando ver sus cuatro largometrajes estrenados todos ellos antes de esta película— domina como un maestro artesano del guión. Tenemos a un chico de ciudad y una chica de pueblo que por extrañas circunstancias intercambian sus mentes en sueños. A pesar de que el tono parezca caer en el terreno del cine fantástico, Shinkai lo dota de un entorno tan hiperrealista —como la adaptación al anime de las escenas urbanas de Tokyo que brilla por su espectacularidad—, que el espectador se rinde a este elemento, como también arrojará la bandera blanca cuando descubra que entre ambos jóvenes existe, además, un desequilibrio temporal: viven en realidades alejadas tres años entre sí.

Y no, aunque pueda parecerlo, la nitidez con que se describe cada escena, cada salto, impiden que se pueda caer en el caos mental propio del cine de viajes en el tiempo. Seguir el hilo de la delicada tela de araña es sencillo y el director guía con un potente foco a quien se anime a sumergirse en una historia que le llevará por terrenos divertidos, entrañables o tristes, que le hará plantearse, tal vez, la ilusión de un primer amor, el descubrimiento del propio cuerpo durante la adolescencia o los deseos y frustraciones de una época que juega, también en equilibrio, a alcanzar sin mella la edad adulta.

En Your Name Shinkai muestra un terrible respeto por las tradiciones ancestrales aunque admite que en muchas ocasiones la forma ha perdurado pero pocos conocen el auténtico significado —como ejemplo la tradicional ceremonia de preparación del sake—. Pero también rinde culto a la tecnología, a lo moderno, a lo que tiene de bueno como herramienta para unir a dos personas —y no para sumergirlas en la soledad virtual—. Mediante sus móviles, Taky y Mitsuka se dejan mensajes, se dan consejos, se ayudan y se apoyan hasta que la necesidad de un contacto más personal se hace patente.

Dejando de lado las secuencias musicales, más aceptadas en el cine nipón que en el occidental  y que chocan, la belleza de los detalles y la madurez que envuelve esta historia de romance sorprenden e ilusionan a partes iguales, dejando un regusto dulce en la memoria y aprobando, con movimientos afirmativos de la cabeza, el final al que el director nos lleva. Será el espectador quien decida si todo lo que ha visto hasta ese momento es, en verdad, el sueño de dos adolescentes.

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