Cuestión de pelotas (2004)

Entono un mea culpa. La semana pasada no publiqué. La vida se pone cuesta arriba a veces. Corramos un tupido velo sobre el asunto.

Esta semana se ha compartido la lista de las 100 comedias más divertidas de la historia según el Gremio de guionistas de la industria de Estados Unidos. Presupongo que la industria cinematográfica. No sé si hay más industrias con guionistas. Bueno, sí, la del teatro, la televisión… Podéis leer la noticia aquí. Voy a decir al respecto de algunas de esas películas que, en mi opinión, no son comedias. No al menos como categoría principal. Pero acepto barco como animal de compañía y todo eso. De las cinco primeras, mi favorita es Aterriza como puedas. Me gusta el humor inteligente. Claro que eso ya lo has deducido por la película de la que hablo hoy, ¿no?

cuestión de pelotas. Comedia. Acabo de salir del cine

Peter LaFleur es el carismático propietario de un gimnasio en declive que lleva el nombre de Average Joe’s, una persona que consistentemente trabaja por debajo de sus posibilidades. La clientela del garito, sin lugar a dudas, está por debajo de la media, incluso de la media del Joe’s, y está compuesta por un supuesto pirata, un huesudo estúpido que sueña con impresionar a una animadora que está a años luz de sus posibilidades, un aficionado obsesivo a los deportes más extraños, un joven sin muchas luces y un engreído sabelotodo que, por supuesto, en realidad no tiene ni idea de nada. Este grupo de rechazados sociales se apuntará a un campeonato de Dodgball -básicamente un deporte en el que se tiran balonazos- para conseguir una victoria que les permita salvar el gimnasio…

¿Qué tiene de bueno esta película?

  1. No tienes que pensar. En nada de nada. El argumento es tan simplón y carente de sentido que lo único que tienes que hacer es tirarte en el sofá y reflexionar sobre tu propia vida (en el caso de que quieras reflexionar sobre algo; también puedes dejar la mente en blanco).
  2. Es corta, muy corta. 92 minutejos. Si te parece una chorrada, no vas a sufrir durante mucho tiempo. Vale, también puedes pararla a los cinco minutos y pasar a otra cosa.
  3. La música es pegadiza. Es lo típico en las comedias facilonas: recurren a temas clásicos del pop, esos que puedes tararear durante horas. Si no te gusta la película, puedes al menos deleitarte escuchando canciones que seguro tenías olvidadas.
  4. No puede ser peor que otra película también titulada de la misma forma en castellano: Mr Woodcock (2007). O a lo mejor sí. Yo diría que están a la par.
  5. Me recuerda los partidos de campo quemado (o balón prisionero) del colegio. Me pongo en modo nostálgico. Era una de las oportunidades de partirle la cara con una pelota a quien te caía mal. Hablando de eso: es una de las películas con más golpes en la cabeza que he visto. Pero tranquilo, es para todas las edades, no hay sangre.
  6. Me ha servido para saber que Vince Vaughn mide 1,96 y Ben Stiller 1,70. Es que hay una escena en la que salen uno junto al otro y la diferencia es brutal en pantalla, y como no sabía si era un truco o que… pues me puse a indagar en Wikipedia.
  7. El apellido del protagonista: La fleur. ¿En serio? ¿No había otro? Es lo más ridículo de la película. No, espera. Las pintas de Ben Stiller y esa pose de chuloputas es lo más ridículo. No, espera. Un campeonato mundial de Dodge Ball en Las Vegas es lo más ridículo. No, espera…
  8. ¿De verdad todas estas razones no han sido suficientes para que veas la película? Vale, ahí va la definitiva: sale Chuck Norris. Si eso no te anima, ya no sé qué decir.

Venga, ahora en serio: ¿Por qué la he visto?

Porque he tenido una semana complicada. Lo más vergonzoso es que es la segunda vez que la veo. De verdad. La primera me pareció graciosilla. No lo es. Humor inteligente, ya lo he dicho.

Un, dos, tres, respondan otra vez. Por veinticinco pesetas la respuesta, películas absurdas que hayas visto últimamente.  

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