T2: Trainspotting (2017)

Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida… ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?

t2, trainspotting, 2017, poster

Han pasado 20 años desde que Mark Renton abandonara Escocia, y la heroína. Ahora, Renton vuelve a su Edimburgo natal con el objetivo de rehacer su vida y reencontrarse con sus amigos de toda la vida: David «Spud» Murphy, y Simon «Sick Boy» Williamson; al mismo tiempo que Francis «Franco» Begbie sale de la prisión con sed de venganza…. Secuela de ‘Trainspotting’ (1996), basada en ‘Porno’, la siguiente novela de Irvine Welsh.

Ay, las elecciones. Yo he elegido ir a ver la segunda parte de Trainspotting. Pero con sinceridad: además del párrafo que abre la entrada y de Ewan McGregor corriendo como un poseso por la siempre-y-no-os-atreváis-a-decir-lo-contrario maravillosa Escocia, mis recuerdos están difusos. Pero eso no quita que en aquel 1996 para muchos de los que estábamos en el final de la adolescencia, en un momento en que sí, estábamos eligiendo cosas que se suponía marcarían nuestro futuro, Trainspotting fuera una piedra lanzada a nuestras cabezas.

Así que llegamos a la secuela, veinte años más tarde, sufriendo por las consecuencias de aquellas decisiones, los espectadores y también los protagonistas de la película. ¿De verdad hay elecciones que marquen a ese nivel? Parece que sí. Todo se repite, pero las cosas cambian:

Elige la vida. Elige Facebook, Twitter, Instagram y reza por que a alguien, en alguna parte, le importe… Elige desenterrar viejas relaciones, deseando que las cosas hubieran sido diferentes. Elige ver cómo la historia se repite. Elige tu futuro. Elige el reality TV, tildar de putas, porno de revancha. Elige un contrato de cero horas, un viaje al trabajo de 2 horas… y elige lo mismo para tus hijos, sólo que peor, y ahoga el dolor con una dosis desconocida de una droga desconocida hecha en la cocina de un desconocido. Y luego… intenta respirar profundamente… Eres un adicto, así que sé adicto. Sólo sé adicto a algo más. Elige a los que quieres. Elige tu futuro. Elige la vida.

Pues sí, hemos cambiado las elecciones en la vida real por elecciones virtuales que creemos que son reales. La heroína por otras adicciones que, aunque más inocuas para la salud, son igual de mortales para el alma.

Tal vez de eso va Trainspotting 2: de que nos pasamos la vida haciendo elecciones y preguntándonos dónde nos hemos equivocado, cuál de ellas fue la mala, porque alguna hubo que nos llevó por un camino no esperado. Y así, al modo de reencuentro de grupo rock de los ochenta, Danny Boyle nos reúne de nuevo con unos personajes que tienen algo de entrañable, de conocido, que nos hacen sentir com en casa y que, al mismo tiempo, no dejan de darnos algo de pena al comprobar que apenas han evolucionado, que son los mismos, que siguen equivocándose.

Sin embargo, consigue crear una historia novedosa, bien llevada, con esos juegos visuales que tienen más de artimaña que de otra cosa pero que nos ilusionan cuando estamos hartos de tanta explosión y patada voladora en los cines. Es tal vez una secuela innecesaria —sin el tal vez—, pero gustará a quienes se encandilaron de la versión original y les hará sentirse bien y mal al mismo tiempo, cosa que suena a complicada pero que no lo es tanto.

En fin, que habrá pasado por la cartelera sin pena ni gloria, pero dadle una oportunidad si aún estáis ante la opción de «elegir algo».

¿Eres parte de la generación encandilada por Trainspotting? ¿Te has animado a ver esta segunda parte o no te atrae lo más mínimo? Como siempre, los comentarios están a tu disposición. 

 

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