Asesino Implacable (1971)

En este año extraño en el que lo mismo no voy al cine en un mes como aparezco tres veces en una semana, en que me ha dado por revisiones directores de principio a fin, también me he obsesionado con comparar versiones cinematográficas con sus inspiraciones literarias. Lo que viene siendo leer el libro y ver la película. O al revés. Son ya varias las que han pasado por aquí y varias las que están a la espera de pasar.

Get Carter 1971 Poster, asesino implacable

Un gángster investiga las razones del asesinato de su hermano con la intención de vengarse. [NOTA: Premio a la sinopsis más sucinta]

Pero quien hace eso, siempre corre un riesgo: comparar. Y no. Un libro y una película pueden tener argumentos similares pero no son equivalentes. La mejor forma de enfrentarse a ellos es como si se tratara de productos –o de obras artísticas, no vaya a ser que descubramos todo lo que hay de industria en el mundo cinematográfico o editorial— diferentes sin relación en común.

Leí hace unas semanas Carter (editado en España por Sajalín), de Ted Lewis, y he de decir que me encantó. No es que me extrañara. Soy muy aficionado a las historias criminales. No policíacas ni detectivescas: criminales. Esas en las que, al final, pegarías un tiro a todos y cada uno de los personajes y te irías a casa a dormir tan tranquilo porque todos se lo merecían.

Al poco me enteré de que existía una versión cinematográfica protagonizada por Michael Caine y, vamos, ¿quién no querría ver a Caine haciendo de tipo duro y silencioso, en una versión más británica y moderna pero con muchas conexiones con Humphrey Bogart, rifle en mano, vengándose de quienes hicieron daño a su hermano? Yo levanto la mano: ¡sí, por favor!

Asesino implacable (Get Carter, título homónimo a la novela, en su versión original) es una obra culmine del cine negro británico de clase media. En comparación con el hermano rico hollywoodiense, donde los criminales se pasean por ambientes dorados y los billetes inundan las bañeras para que quien quiera se bañe en ellas, aquí nos movemos en un fuerte ambiente industrializado, en una clase media —tirando a baja—, donde o consigues trabajo en la fábrica o acabas recurriendo a trabajos menos nobles para sobrevivir: asesinatos, chantajes, juego, prostitución… todo y todos tienen cabida.

Asesino implacable es una de esas películas que han pasado a considerarse de culto, sobre todo por el nivel de violencia que exhibe. Es cierto que, desde un punto de vista actual, este nivel de violencia parece elevado, pero se queda muy corto en comparación con el nivel de tensión sexual, o al menos así me lo ha parecido, más teniendo en cuenta que está algo coartado frente a la versión literaria en la que la pornografía infantil campa, hasta cierto punto, a sus anchas.

Michael Hodges se apoya en una sola cosa para hacer de la película algo más que brillante: la interpretación de Caine: taciturno, gélido, indiferente con todo y con todos, la descripción perfecta de un asesino a sueldo siempre preparado, imperturbable y con el pulso siempre firme y la mano sujetando el gatillo dentro de la gabardina. Es un actor que te lleva al clímax de la película sin despeinarse, alrededor de quien el resto de actores (mujeres de mala vida, nada de femme fatales, hombres sebosos, faltos de ingenio y sobrados de fuerza bruta entre quienes Caine destaca como un diamante incrustado en una mina de carbón) orbitan, ofreciéndole el contexto debido para su lucimiento. Carter deja huella por donde pasa, pero no mientras pasa por ahí, es un fantasma cruel del que nadie espera que salga vencedor.

Por cierto, no creo que la vea —aunque cosas más raras han sucedido en la sobremesa de un fin de semana cualquiera— pero existe una revisión de esta película en versión americana, en el año 2000 y con Silvester Stallone como protagonista. Y ojo, que Michael Caine también hace acto de presencia. Eso sí, en lugar de un ambiente deprimido, mejor nos vamos a Las Vegas, que luce mejor (y supongo que también tiene mayores incentivos para el rodaje). También hay otra versión, guionizada y dirigida George Armitage, que lleva por título Hit Man (1972) y que lleva la historia a un contexto de Blaxploitation, donde el protagonista es un abogado negro en lugar de un asesino a sueldo (no ha lugar hacer comparaciones).

Es vuestro turno: ¿Habéis leído el libro o visto alguna de las versiones cinematográficas? ¿Con cuál os quedáis? ¿Cuál es vuestra película favorita del género criminal?

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