Juerga hasta el fin (2013)

A lo mejor pensáis que solo veo películas decentes tirando a buenas. No. Veo mucha morralla. Muchísima. No puedo ni contar la de películas malas que veo. Algunas hasta me gustan. Por ejemplo: suelo dormir con una película en marcha y, como me duermo antes de que termine, la noche siguiente tengo que rebobinar hasta lo último de lo que me acuerdo y empezar de nuevo desde ahí. En función de mi insomnio, una película puede durarme de seis a siete días. Así que, para eso, tiendo a elegir películas malas a propósito.

La de hoy no es el caso. Estaba en mi lista de cosas que quería ver. Pero no sé por qué. Llevo días preguntándome en qué momento decidí que quería ver esta porquería. Y no doy con ello. Pero la he visto y que quede constancia de que los cinéfilos también sufrimos.

juerga hasta el fin, poster, this is the end, acabo de salir del cine

Durante una fiesta celebrada en Los Angeles con motivo de la inauguración de la nueva casa de James Franco, los también actores Seth Rogen, Jay Baruchel y otras celebridades se enfrentan al del fin del mundo, el Apocalipsis pronosticado por la Biblia.

Creo que la última tontería de este calibre de la que hablé fue esta. Curiosamente, Juerga hasta el fin tiene unas críticas bastante favorables de ese sector profesional que decide qué está bien y qué no —y que no consigue justificar por qué en la mayoría de los casos—. Por lo visto es un divertidísimo ejercicio de autorevisión y parodia del sector del cine.

Yo diría que es una película de caca-culo-pedo-pis. Pero qué sabré yo de estas cosas. Lo único positivo que se me ocurre es que salen los Backstreet boys al final. Y no es que sea positivo, pero me recuerda mi adolescencia y… igual eso tampoco es positivo, ahora que lo pienso bien.

La película tiene su público, por supuesto. Todo aquel que disfrute de la nueva comedia soez, burda y gamberra americana va a disfrutar como un enano tanto con el reparto como con las situaciones que plantea —en su mayoría una colección de gags más o menos enlazados en los que no explica nada, ni falta que hace, porque ese no es el objetivo de la película—. Si has disfrutado con películas en la línea de Supersalidos, Superfumados o ¿cualquier otra que empiece por Súper?, te lo vas a pasar estupendamente. A mí me parece bien, pero yo no soy el público objetivo.

La colección de actores —más algún que otro cantante, como Rihanna, que se limita a cantar una línea y soltar una bofetada cuando le palmean el culo— hacen una parodia exageradísima de sí mismos, en una fiesta sin fin, hasta que el Apocalipsis bíblico –cualquier otra razón, incluido el apocalipsis zombie, hubiera sido preferible en mi opinión— les despierta a la realidad de sus vidas: son una panda de patéticos egocéntricos que no han hecho méritos para ascender a los cielos y que tendrán que ganarse ese privilegio de alguna forma. Ojo, que Emma Watson se incluye en ese grupo (tanto reivindicar el feminismo para nada) y aún andamos dándole vueltas a cuál sería su pecado.

Poco más se puede decir. O poco más puedo decir yo. Dura algo más de hora y media —a mí me parecieron, al menos, dos— y si no tenéis absolutamente nada más que ver, pues adelante. Si no, echaos una siesta y aprovecharéis mejor el tiempo.

Ahora, si hay alguien aquí que haya disfrutado como un enano con este engendro, le cedo gustoso los comentarios para que me convenza de por qué no lo es. 

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