Kingsman: El círculo de oro (2017)

Hacía mucho tiempo que no veía una película en el cine solo. Bueno, con mi pareja. Cuando esto sucede (por si nunca se os ha presentado la situación, os lo explico), hay un momento en que se asoma alguien del personal a comprobar si, de verdad, estamos en la sala, o si puede parar el proyector. Eso si tenéis suerte. Una vez entró alguien de la limpieza, escoba en mano, y se puso a limpiar antes de darse cuenta de que yo estaba ahí.

Anécdotas de cine.

Esto sucede más, por cierto, si vais a ver una película un martes en sesión de diez de la noche.

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Cuando el cuartel general de la agencia secreta es destruido, se descubre una organización de espionaje aliada en EE.UU. llamada Statesman, cuyo origen se remonta a la fecha en que ambas fueron fundadas. En una nueva aventura que pone a prueba la fuerza y el ingenio de sus agentes, ambas organizaciones secretas de élite aúnan sus esfuerzos para intentar derrotar a su enemigo común y salvar al mundo… algo que está convirtiéndose en una especie de hábito para Eggsy.

Kingsman será, para mí, la película de «la escena de la iglesia». No hay más. Poco importa si me acuerdo de los detalles o no, aunque me hubiera gustado acordarme de algunas referencias que aparecen en esta segunda parte. Kingsman fue una sorpresa agradable, una forma diferente de encarar las escenas de acción con movimientos locos y, sin embargo, discernibles —harto ando de esas películas donde quieren hacerlo todo más impactante y no distingo lo que está sucediendo—.

Había que ver la segunda parte que se estrena tres años más tarde, tiempo de sobra para intentar dar un sentido coherente a una secuela. ¿Lo han conseguido? Sí y no.

Si esperabáis de Kingsman: el círculo de oro, que siguiera los pasos de su predecesora, estáis de enhorabuena: la estructura es casi idéntica, es gamberra, las escenas de acción son muy entretenidas y las dos horas que dura —podría haber sido un poco más corta y tal vez habría mejorado— pasan con fluidez. La pega es que no ofrece nada nuevo: la capacidad que tuvo la primera parte de sorprender ha desaparecido y te quedas con una sensación de vacío al final. De alguna forma, esperaba que se superaran, que hubiera un plus por el que mereciera la pena gritar «¡Eso es!». Pero no.

Sí me han decepcionado los actores o, más bien, su aparición respecto al trailer. Channing Tatum apenas aparece un par de escenas —da la impresión de que le han contratado para echarse un baile y mostrar su paquete en primer plano—, Halle Berry, a quien hace tiempo que no veo en un papel relevante —la maldición de la chica Bond, dicen— es prescindible, y se trata de dar salida a un par de personajes más de forma digna, pero sin lograr emotividad alguna. Y, a pesar de que Julianne Moore es una actriz fetiche para mí, le falta la locura que tan bien sabe mostrar Samuel L. Jackson.

En fin, que no decepciona, pero está a medio hacer, da la impresión de que no tenían claro cómo explotar el éxito de la primera parte y se han acelerado, lanzando un producto audiovisual sin terminar de cuajar. Para quien no haya visto la primera parte será más entretenida que para quien sí lo haya hecho, eso está claro. Kingsman: el círculo de oro peca de grandilocuente allí donde su predecesora sólo tenía como objetivo dar —con suerte— el campanazo, pero es correcta para pasar un buen rato palomitero sin mayores complicaciones.

Por cierto, ¿alguien sabe a cuenta de qué lo de El círculo de oro? Porque en la película no lo explican, vaya.

¿Habéis visto esta película? ¿Y su primera parte? ¿Qué os han parecido? Tenéis los comentarios a vuestra disposición. 

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