Misión imposible: Nación secreta (2015)

¿Qué narices pasa este año con las pelis de espías? Con esta llevo ya cuatro (aquí, aquí y aquí las anteriores, sin tener en cuenta lo que haya podido ver en casa pero no he hablado de ello). ¿Es que hay un boom y yo no me he enterado? ¿Es porque me atraen como la luz a la polilla? ¿No me apetece pensar en nada y por eso las escojo? ¡Va a ser eso! ¡Estoy vaga!

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Con la FMI disuelta y Ethan Hunt (Tom Cruise) abandonado a su suerte, el equipo tiene que enfrentarse contra el Sindicato, una red de agentes especiales altamente preparados y entrenados. Estos grupos están empeñados en crear un nuevo orden mundial mediante una serie de ataques terroristas cada vez más graves. Ethan reúne a su equipo y une sus fuerzas con la agente británica renegada Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), quien puede que sea o no miembro de esta nación secreta, mientras el grupo se va enfrentando a su misión más imposible hasta la fecha… 

Lo primero es lo primero: no distingo las películas de Misión Imposible. Bueno, igual la primera. Pero si me preguntas de qué iban la segunda, tercera o cuarta, te responderé que no tengo la más remota idea. Ni falta que me hace. He visto las cuatro anteriores hace poco, empeño del de al lado para que vaya preparada. ¿Preparada para qué, me pregunto yo?

Cuando vas a ver una de Misión Imposible, hay una serie de cosas que quieres ver. No. Que exiges ver: lo primero, a Tom Cruise corriendo. ¿Le habéis visto correr? Tiene una cara de concentración tal que parece que estuviera descubriendo una vacuna universal. Hay más gente que opina como yo, entre ellos el que ha preparado esta maravillosa compilación en la que se muestra la evolución de su estilo al correr. Incluye una lista de las películas en las que no corre. No son muchas.

Además de eso, también esperas ver una serie de secundarios arquetípicos: un tipo que domina la tecnología —el enorme Ving Rhames, no confundir con Michael Clarke Duncan, aunque tienen algún parecido—, el tipo gracioso —Simon Pegg, aunque estaba menos comedido en la anterior, y nada que ver con la fabulosa «trilogía del cornetto»— y el tipo que duda de todo —Jeremy Renner, un personaje que no pinta nada en la película, no aporta nada y su único propósito parece ser el de poner cara seria, cosa que le sale fatal, porque tiene cara de simpático. Y arrugas. Tiene un montón de arrugas en la frente. ¡Pero si tiene cuarenta y cuatro años! ¿De donde salen todas esas arrugas?—.

Y claro, tiene que haber una chica. En esta ocasión es Rebeca Ferguson, una espía británica que conduce motos como la mejor, aguanta la respiración como la mejor y además tiene una colección de zapatos de tacón de aguja de doce centímetros que ya los quisiera Paris Hilton. Lo de conducir la moto es lo de menos. Probad a subir unas escaleras con esos tacones combinados con una falda que se arrastra más allá de la largura de vuestros pies, y entonces sabréis qué es en verdad una misión imposible. Pero no se esmorra ni nada. En fin, que es un soplo de aire fresco frente a la anterior, tiene personalidad, un objetivo y un desarrollo con cierta coherencia. Por supuesto al final tiene que ir Tom Cruise a salvarla —a ver cuándo sucede al revés— pero vamos a hacer como que no nos hemos dado cuenta.

Para terminar, el malo. El malo maloso que todo lo controla y que va diez pasos por delante de todos —excepto de Cruise. Eso es una obviedad porque si no la película acabaría mal—. En este caso el papelón ha recaído en un Sean Harris con una caracterización ridícula, en un papel casi tan soso como el de Renner.

Lo demás es tan de esperara que aburre. Hay golpes, explosiones, situaciones absurdas de las que se sale bien de milagro, mucha acción, cero muertos —o muertos Disney, de esos que no hay sangre ni nada y parece que han sufrido un desvanecimiento—. A mi gusto la acción se va un poco al traste en el último tercio, momento en el que miré el reloj —para mi eso es un indicativo claro de que algo no va bien en la película—. Da lo que promete. Más de lo mismo, así que no esperéis ninguna novedad respecto a las anteriores.

Regulera pero correcta.

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